Hoy puede parecer una bebida común, pero el chocolate ha vivido interesantes episodios a lo largo de su historia antes de convertirse en un producto tan popular como lo conocemos.
Orígenes americanos: el xocolatl
En el territorio que ocupa hoy México, los aztecas preparaban una exótica bebida elaborada a base de granos de cacao, el llamado xocolatl, una continuación del chocolha que consumían previamente los mayas y otras civilizaciones anteriores.
Pero este producto indígena distaba mucho de ser la dulce bebida que conocemos hoy. Aunque parece ser que los aztecas la consumían a diario, tenía un valor especial como parte de ritos ceremoniales. Se trataba de una preparación de sabor muy fuerte al tener una alta concentración de granos de cacao. Además lo mezclaban con otros ingredientes poco agradables para el paladar occidental, desde chile hasta hongos alucinógenos, creando una bebida muy picante y amarga.
Alimento del clero
El cacao desembarcó en Europa por primera vez de la mano de Hernán Cortés a finales de la década de 1520, convirtiéndose pronto en un producto exótico más que despertaba la curiosidad de reyes y nobles, aunque tardó en implantarse su consumo. Pero el paso definitivo que le permitió evolucionar hacia la bebida actual se lo debemos al otro gran estrato de la sociedad de aquellos momentos, el clero.
El origen exacto del cacao con azúcar no está claro, pero sí es seguro que fueron las órdenes religiosas las que investigaron las formas de preparar los productos americanos, y por tanto sus miembros fueron los pioneros en trabajar los granos de cacao con azúcar. Varias comunidades religiosas del Nuevo Mundo investigaron fórmulas de preparar la bebida, como añadiendo canela y anís, y también se abrieron numerosas chocolaterías en México y otras zonas americanas.
En España primero, y en toda Europa después, su consumo se extendió entre el alto clero como parte del desayuno y la merienda, pasando su influencia a la nobleza. No tardó en popularizarse por monasterios y conventos de todo el país, especialmente entre la orden del císter, ya que hay quien señala a los monjes del Monasterio de Piedra de Zaragoaza como los primeros en poseer la receta de la nueva bebida dulce.
Bebida elitista
Conflictos morales aparte, el chocolate caliente no tardó en convertirse en un símbolo del estatus social de la población, de tal modo que no podía faltar en el menú diario de toda buena familia que se preciara de serlo. Cobró popularidad sobre todo entre las damas de la aristocracia, como parte indispensable del agasajo que ofrecían a las visitas, convirtiendo su vida social en todo un ceremonial.
Popularización y expansión social
El siglo XVIII fue clave en la definitiva expansión del chocolate por toda Europa. Una vez aceptado por las élites de la sociedad, no tardó en popularizarse entre la población general de casi todo el continente, sobre todo gracias a la difusión que hicieron de la bebida las diferentes órdenes religiosas, que lo consideraban un alimento muy nutritivo y estimulante.
Ya en el siglo XIX el chocolate caliente, se había convertido en parte fundamental de desayunos y meriendas. Independientemente de los gustos personales, un buen chocolate tiene que ser espeso y humeante.
Actualmente el chocolate caliente se disfruta combinándolo de distintas formas por todo México, y se suele vender en trozos redondos o en forma de rombo. Estos trozos se disuelven en agua, leche o nata caliente y se mezclan bien antes de espolvorearlo con más chocolate, canela, vainilla o chile.